Más consumidores tienen problemas para cubrir el pago mínimo. Durante mayo, los consumos de las familias con tarjetas de crédito muestran una nueva caída, en tanto que la financiación de los saldos continúa subiendo
Por Ruben Ramallo
El "quedate en casa" que se mantuvo durante gran parte del año pasado impulsó, sin proponérselo, un notable incremento de los canales electrónicos de los bancos.
Tal es así que a fines del año pasado las transferencias electrónicas crecieron un 90%, mientras que la cantidad de extracciones de dinero bajó más del 15%.
Estos datos positivos tuvieron su contrapartida con lo sucedido con las tarjetas de crédito, ya que según datos oficiales, su cantidad se redujo un 13%, mientras que las bajas de los montos transados superaron ampliamente el 10 por ciento.
Sin dudas que estos datos son llamativos, pues la tarjeta de crédito es un instrumento clave en la administración de la economía familiar, ya que es el método más rápido y de más fácil acceso para financiar algunos consumos, en particular de bienes durables y posponer otros, lo cual es posible abonando un monto inferior al del vencimiento, aunque esto no sea lo más conveniente.
Es por ello que los datos correspondientes a los gastos y el nivel de financiación son indicadores confiables para medir el impacto de la pandemia en el bolsillo de las familias.
En tal sentido, los datos publicados por el Banco Central muestran que en lo que hace a los montos financiados por las entidades bancarias para el bimestre marzo-abril, es decir los pagos por debajo del monto total que se difirieron en cada mes treparon en forma sustancial, pues pasaron de unos $55.000 millones a $110.000, por lo que prácticamente se duplicaron.
Dicho de otra manera, muchas familias optaron por pagar menos del monto que vencía en sus respectivos resúmenes.
En cuanto a los saldos financiados por los bancos, tomando en cuenta los montos de cada fin de mes hasta mayo inclusive, surge que en los primeros cinco meses del año éstos apenas subieron un 8 por ciento. Es decir sustancialmente por debajo del avance de la inflación.
Si se relacionan ambas variables, surge claramente que el consumo con tarjetas muestra una marcada disminución en lo que va del año, al tiempo que la financiación sube en forma sustancial.
Esta situación se ve reflejada en el último informe del Departamento de Research del BBVA, según el cual "mayo culminó con un nivel de gastos equiparable a los registros de abril de 2020, cuando se estaba saliendo del derrumbe causado por el inicio de la cuarentena estricta".
Los analistas del BBVA sostienen además que "de acuerdo a la última medición, el consumo general registró caídas entre 20% y 30% interanual, arrastrado por una gran contracción de los gastos en bienes".
En tal sentido, consideran que los rubros más afectados por la nueva "fase estricta" fueron los relacionados a la movilidad y a las actividades "no esenciales". Sobre este último punto, consideran que durante la última semana de mayo los consumos en Hogar, Moda, Ocio y Viajes se redujeron a la mitad si se los compara con la semana anterior.
También cayeron, aunque con menor intensidad, los gastos referidos a automóviles, deportes y juguetes, que junto con tecnología y transporte muestran contracciones de alrededor del 35% semanal.
Finalmente, los consumos en rubros tales como Alojamiento, Bares y restaurantes, Combustibles, Construcción, Cuidado y belleza apuntaron caídas entre 20% y 30% en el mismo lapso.
El impacto del Hot Sale
Lo llamativo de los resultados de mayo es que en la segunda semana del mes el consumo tuvo el empujón proveniente del Hot Sale, que disparó en un 20% el gasto en bienes por encima de los registros previos a la pandemia.
Al igual que los analistas de BBVA, fuentes de bancos privados consultadas por iProfesional coinciden en afirmar que al cabo de un año de convivencia con medidas sanitarias y restricciones a la movilidad, el consumo total con tarjetas apenas se aproxima en términos reales a los relevados en 2019.
Más allá de esos magros resultados, cobra relevancia la forma en que evolucionó la composición del consumo, siendo lo más significativo el avance registrado por las transacciones realizadas por medios digitales, en tanto que los gastos relacionados al turismo, al ocio y a servicios accesorios no muestran signos de recuperación en el corto plazo.
También es destacable el hecho que, luego de doce meses ininterrumpidos de crecimiento anual, los consumos en Construcción muestran una desaceleración que va en línea con la retracción de la actividad sectorial.
Finalmente, desde BBVA Research advierten que "en medio de la segunda ola de contagios de coronavirus los retiros de efectivo por cajeros automáticos disminuyó un 10% en abril en lo que hace a la cantidad de operaciones, mientras que el monto promedio por operación medido en términos reales se mantuvo prácticamente sin cambios.
En cuanto a los pronósticos para el corto plazo, consideran que "aún no se visualiza una mejora sostenida en el nivel de gastos de Argentina en la senda hacia la nueva normalidad".
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